13 de febrero de 2006

KOs

La inestabilidad, es sólo una máscara, tras ella se oculta la sabia tranquilidad. La calma que precede a una tormenta. Es el padre de las alteraciones humanas. El titiritero del azar. El ser ágil a quien el tiempo no es capaz de alcanzar. El detalle que fuerza a los dioses a no entrar en su juego cometiendo errores. Evanescente, nos rodea todos los días, vuela con las mariposas y las fuerzas naturales, es el oxígeno que respiramos ante un momento de tensión. Es el hijo bastardo de la creación, pues nadie le reconoció al nacer. Es el amante de Gea, la única que es capaz de sostener su tempestiva inquietud. Sus hijos tan sólo son capaces de recordarle, pues a su lado; Serenidad se disipa e Inquietud huye despavorida. Su ser se atormenta cuando haya las soluciones. Es la criatura oscura que rabiosa por su expulsión del reino de las psiques, arrebate iracundo contra las debilidades reafirmando su figura y destruyendo a su atormentante ego débil. Otro condenado a ser, esclavo de un mal inherente a su naturaleza, que no es natural. Una criatura no comprendida. La única de poseer otro punto de vista funcional. Demasiado complejo para sus hermanos los entes inferiores, y por ello marginado. Figura solitaria e incomprendida de la que al mentar su nombre el pavor crea cuadros y su significado alerta temerosamente a la humanidad. Sus lágrimas son agujeros negros de incomprensión, que al bañarnos nos sepulta en un naufragio semblante al de Gulliver. Y cuando retomamos la conciencia, ya nada es igual. Dejando tras de sí un revolotear de mariposas.

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