13 de febrero de 2006

Miedo

Es el enemigo. El más antiguo. El más fuerte. Él es el único capaz de cambiar las cosas. Él es el dueño del mundo. De tu coche cuando lo compras. De tus hijos desde que empezaron a existir. De la vida. El origen del mal, de la guerra, de los odios. Hermano del Caos. Hijo del tiempo. Padre del fracaso. Lacayos le ayudan en su función, pues él es insuficiente, no teme pedir ayuda y reconocer sus limitaciones (Así le va). Mientras tanto nosotros, como siempre ignorantes, convivimos con él. Le cedemos el paso, el asiento en el bus o en el metro, le abrimos la puerta, le saludamos cuando contestamos por teléfono. Pero también se le combate. Y pierde. Pero le da igual. Cuando se alza una voz en el silencio. Cuando se defienden los idealismos. Cuando se defiende a quienes son sometidos. Y aún así, gana. Por que cuando llegas a casa y te acuestas, la soledad, las obligaciones, el fracaso se acuestan contigo, recordándote que naciste con el miedo y has de vivir con él, hasta que uno1 de los dos2 venza.

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