20 de mayo de 2009

Nos-Fer-Ato

Nos-Fer-Ato
Segunda pieza para la exposición "Monstruosa adolescencia" que estoy preparando, en xilografía, para dentro de un mes (más o menos). Puede que suba más, pero para el resto habrá que esperar hasta la inauguración de la expo ;)

19 de mayo de 2009

Pensamientos en las Madrugadas III

Cada noche es igual a la anterior y a la anterior y a la anterior… Negra, vacía, lejana. Los huecos que en el día se llenan con la inmensa nada en la noche los invade la espesura de lo intangible. Esquinas muertas, aristas hirientes, ventanas frías. La estancia, quien le empuja a escribir estas líneas en la madrugada de su insomne noche, es la cueva en donde se deja de ser hombre para ser el ser que es. En la oscuridad, en donde su cuerpo no es cuerpo sino tangible invisibilidad, sólo queda la esencia del ser que es, un solo ser, un ser solo ante el gran todo palpable y oculto de un único universo, el verso de su vida única que pudiera englobar a todas las demás pero que no lo hace por ser su universo egoísta. Una galaxia aparte en una caverna oscura y sombría que es un universo en sí misma. En donde no hay sonda viajera ni luz de estrella viva que indique el fin de este cosmos en expansión. Su nave de los sueños está estropeada y va a la deriva en la espesa tinta de sus versos, naufraga soñando sin poder, en alcanzar el blanco papel por el que surcar su propio camino…

18 de mayo de 2009


Las lenguas de las mariposas.

15 de mayo de 2009


El GRAN tesoro de Bender... ¡!

Serenata feliz



Andaba pesado. La estampa era una figura oscura, diminuta, avanzando en contra del polvoriento viento alzando a su antojo la ruana que le protegía en vano. El camino de polvo y piedra amarillenta había desaparecido, quizás escondido. Para sus adentros y en baja voz canturreaba con el miedo a ser descubierto por la gran desolación que le rodeaba:
“soy feliz…, soy un hombre feliz…”.
“…espero que me perdonen…”.
Y silencio. Sólo quedó el crujir de su pisar sobre la tierra inerte.

El sol caía y a lo lejos comenzaba una zona de seco bosque calvero.
Cayó con el sol y el fardo. Con poco espíritu recogió ramas y troncos muertos; prendió una hoguera. El viento seguía soplando pero con la resignación y el consuelo de no darse por vencido, y el fuego bailaba.
Sacó del atadijo un trozo de pan y algo de queso. Comió en silencio.
El fuego se extinguía cuando lo avivó con varios troncos, después cogió su bulto y usándolo de almohada se cobijó con su capote tarareando la serenata a las estrellas.

La madrugada lo sobresaltó. El frío viento había abatido al fuego y se crecía. La oscuridad reinaba a su alrededor, y en él. Vacío. La estrellas parecían lejanas y malvadas. Se enderezó para enfrentarse a su enemigo invisible, imbatible. Impotente se sentó cansado, abrazó a su fardo de esparto y balanceándose comenzó a musitar…
“… soy un hombre feliz...
… y espero que me perdonen…
… los muertos de mi felicidad…”

14 de mayo de 2009


Piedra vieja, piedra sabia...
Tanto es así que hasta la cara da.

13 de mayo de 2009

Gregería de Autor II

El mosquito es el anestesista más eficiente que hay; cuando te quieres dar cuenta ya se ha ido.


Encastillado ocaso de un día de infancia.

12 de mayo de 2009

Zapatero a tus zapatos...


Últimamente ando algo disperso...
Por cierto el de la foto soy yo.

11 de mayo de 2009

No Data

Hacía dos semanas que le habían robado su cámara, andaba como loco; inquieto las veinticuatro horas del día. Miraba convulso todas las cosas intentando memorizarlas de alguna manera. Pero aquello le martirizaba. Debía pensar constantemente en no olvidar esa o aquella foto que no tomaba porque no tenía la cámara que lo liberara de esa preocupación. La de olvidar de dónde viene. Para los amigos de Rogelio aquello era una tortura burguesa. Muchos le restaban importancia a la situación. “Es sólo una cámara Rogelio”. “No seas tan materialista”. Y en realidad no era materialismo lo que padecía. Pues pocos entienden lo que para Rogelio era su cámara. Con ella atrapaba su historia. Él nunca imprimió sus fotos y siempre esperaba a que su memoria estuviese llena para vaciarla en su computadora. Nunca revisaba las fotos después de guardarlas. Para él, su fotografía era el momento en el que cuando ya hubo encuadrado y disparaba, se revelaba automáticamente en una miniatura de LCD impregnando la escena en su retina en tan sólo cinco segundos y después se destruía, no literalmente sino en la relevancia para Rogelio. Su foto, su postal se transfería a su recuerdo, el recuerdo de haberla tomado, de haber hecho suyo y en exclusiva ese recuerdo. Era capaz de detener el tiempo cinco segundos. Cinco segundos, los que le ganaba al cruel tiempo que le arrebata insaciable y constantemente sus recuerdos más íntimos, los más preciados…
La pregunta que al final de las dos semanas todos se hacían era: ¿Porqué no se compra otra?
Y la respuesta, conociendo ya a Rogelio, era sencilla. La cámara fue un presente de un pasado, ya olvidado o más bien perdido…

4 de mayo de 2009

François y Mr. Corcobado

Hace unos meses descubrí a Javier Corcobado, un tipo peculiar, me gustó porque se parece a mí, jajaja. Escribe oscuro, escribe sexo y además no le queda mal.
Sin duda me gusta. Pero el gran tesoro de su último disco, titulado "A nadie", es un tema que ha venido a desterrar a la famosa canción de Albert Plá, El sol del verano.
Aquí os la dejo, François de vacaciones: