17 de febrero de 2011

Feliz no San Valentín

Y os preguntaréis, ¿de quién hablará?
Y yo os ahorro la pena de preguntároslo.
Quizás sea que hablo de todas. O de una en concreto, o quizás sólo de varias, tal vez de ninguna porque soy un romántico estúpido y me gustan este tipo de canciones. Puede que me sienta identificado con el desgraciado y patetico protagonista de la canción. Quizá porque habla de mí mismo.
Aclarado esto, malvados espías de mi blog es igual a mi vida privada (afirmación errónea), quiero seguir.


Saltar a la comba.
Ver la ventana como una salida es cosa de cobardes. Eso decía siempre Martín. Esa noche se tiró de un quinto piso y el muy idiota tuvo que pagar el capó de un coche y siete meses de recuperación por su pierna rota. La verdad, el tipo fue valiente. Porque querer suicidarse y encima cuando ya estás echó mierda (porque es de la única forma que puedes quedar después de caer de un quinto piso) tener las ganas de no morirte, es sencillamente admirable por muy estúpido que suene en conjunto. Martín era un valiente, un cobarde, pero un valiente. Qué pena que su valentía era tan inestable. Un año después de su salto del ángel, desatinado, se cortó las venas en el baño de  la casa de su mejor amigo... En ocasiones me alegro de no haber sido "su mejor amigo". La cuestión es que ahora soy como Martín, veo la ventana como una salida. Menos mal que soy un cobarde, no como Martín. Bueno, un cobarde y un sabio. Porque ya no salto a la comba con mi sobrina, la última vez que se me ocurrió hacerlo no paró de preguntarme porqué hacía tanto ruido al saltar. Yo le dije que de las veces que me habían roto el corazón, ipso facto me abrazó; qué vergüenza. Sin embargo, no paro de pensar en Martín, cuanta tenacidad. Mientras que yo, el cobarde, mirando la ventana y los coincidentes cinco pisos que me separan del suelo como una salida, me siento valiente, me siento Martín. Por suerte soy cobarde y sabio, y mi cartera es muy miserable como para pagar un capó de coche. Pero ahora que lo pienso, esos "valientes" o "cobardes" son mi ejemplo a seguir (salvo su fatídico desenlace). Martín se lanzó a la dura realidad por Marta. Se cortó la vida por Julia. Pero él, él era un valiente. Él se entregaba, y ellas pues no lo sé. Yo sigo siendo un cobarde, y espero seguir siéndolo porque me va bien así. Pero también soy sabio, y por eso aprendí de Martín. Por eso, aunque no me tire, siempre termino viendo la ventana como una salida. Martín sólo se equivocó en una cosa. No tirarse es lo que es de cobardes, por eso soy lo que soy, y por eso me va bien. Pero aún así me duele el abrazo de mi sobrina, porque desde ese día suena más a roto por dentro; y ya no salto con ella a la comba.


PS: El grupo se llama Karenin, el disco La verdad era esto. Según mi mejor amigo Dancubus, es muy yo: melancólico. La verdad no sé si es así, sólo sé que es uno de esos descubrimientos que no te cambian la vida pero cómo sonríes al escucharlo. Yo lo recomiendo encarecidamente. Feliz no San Valentín.