1 de octubre de 2019

Soledad

Hay algunas puertas que son abatibles. Siempre me dieron miedo, ¿sabias? La emoción con que las abres es la misma con la que se cierran. Son puertas que se han de abrir con cuidado, mas no significa que no se tenga que hacer... De cualquier modo, la soledad, siempre se va a encontrar en ambos lados, no importa en qué extremo te encuentres siempre existirá ese hueco que deja la curiosidad de saber, e incluso la posibilidad de poder saborear, lo que hay del otro lado plagado de “y si...” y otras tantas desviaciones de la realidad. Pero es la soledad quien nos permitirá adentrarnos en lo desconocido, más allá del umbral de esa puerta. La soledad es la llave que nos acercará a lo que quisimos, queremos, ¿querremos? Es el medio silencioso por donde comunicarnos lo que pudo haber sido, sin miedos a nada ni a nadie, porque en la soledad no hay nadie, ni ojos curiosos, ni amantes celosos solo la nada y el silencio como mensajero confidente.

Yo en soledad me pierdo más allá, en desnudez, soy la llave, descubriéndome como me conoces. Entregado a la relatividad, donde no hay nada más que mi existencia. Perderme en la nada y arrodillarme buscando en aquellas cartas que nunca recibí pero que en este lado de la puerta aún existen. Perderme en las consecuencias de lo incorrecto y embriagarme de melancolía. Volver a sentir, oler..., doler..., arder.

Sentarme en mi escritorio completamente en silencio y escribir mensajes postales certificados. Deshuesados, sinceros. Cargados y después descargados. Terminar agotado, quedar vacío, deshinchado. Purgado. Quedar completamente sudado sobre mi silla giratoria, libre de cualquier pecado que pudiera existir en mí al haberlos cometido todos.

Y volver patizambo a la puerta. Cruzarla. Vestirme de nuevo. Ser el escondite de mi propia llave. Y volver a abrir para volver a abrirte, soledad, siempre que lo necesites.

30 de agosto de 2019

Líder

Hoy leí: Un gran líder se hace, no se nace.

Me imaginé a un cuarzo pretendiendo ser diamante. Esforzándose para tener la misma forma. El mismo tono de un diamante. Luego cambié a una magnetita y pensé en lo mismo. Perfilando sus contornos, torneando sus reflejos. Finalmente vislumbré una obsidiana, azabache, espesa como la noche, presionándose a sí misma, forzando una metamorfosis que no llegaría nunca.

El carbón, es humilde desde la cuna. Este posee el talento innato. Sin ser consciente, es un mineral menor capaz de aportar calor a un hogar. El don de escribir el futuro sin influirlo ni manipularlo; y la virtud de ser energía que impulsa a los demás hacia adelante; y en la dirección correcta, es capaz de convertirse en la piedra preciosa que es el diamante.

Pero para todo esto ha de nacer con el talento, con la cualidad, con la virtud, con la inocencia y con la ignorancia para aceptar que se nace lo que se nace y luego se pule acorde a lo que da de sí.

No me imagino a una piedra vulgar, sin las cualidades necesarias, insuflando energía para impulsar o calentarse para generar calidez, y mucho menos soportando la presión que la descubrirá como lo que realmente es: una piedra corriente. Porque conocer el camino y los procesos no le hace carbón y a larga la presión la destrozará y para eso no hay arreglo...

No, los líderes nacen, no se hacen, se pulen; para brillar, más que los demás (en todo caso).

9 de agosto de 2019

Dis Quand Reviendras-Tu?



Dis Quand Reviendras-Tu? de Barbara.

Voilà combien de jours, voilà combien de nuits
Voilà combien de temps que tu es reparti
Tu m'as dit cette fois, c'est le dernier voyage
Pour nos cœurs déchirés, c'est le dernier naufrage
Au printemps, tu verras, je serai de retour
Le printemps, c'est joli pour se parler d'amour
Nous irons voir ensemble les jardins refleuris
Et déambulerons dans les rues de Paris

Dis, quand reviendras-tu?
Dis, au moins le sais-tu?
Que tout le temps qui passe ne se rattrape guère
Que tout le temps perdu
Ne se rattrape plus

Le printemps s'est enfui depuis longtemps déjа
Craquent les feuilles mortes, brûlent les feux de bois
À voir Paris si beau dans cette fin d'automne
Soudain je m'alanguis, je rêve, je frissonne
Je tangue, je chavire, et comme la rengaine
Je vais, je viens, je vire, je me tourne, je me traîne
Ton image me hante, je te parle tout bas
Et j'ai le mal d'amour, et j'ai le mal de toi

Dis, quand reviendras-tu?
Dis, au moins le sais-tu?
Que tout le temps qui passe ne se rattrape guère
Que tout le temps perdu
Ne se rattrape plus

J'ai beau t'aimer encore, j'ai beau t'aimer toujours
J'ai beau n'aimer que toi, j'ai beau t'aimer d'amour
Si tu ne comprends pas qu'il te faut revenir
Je ferai de nous deux mes plus beaux souvenirs
Je reprendrai la route, le monde m'émerveille
J'irai me réchauffer à un autre soleil
Je ne suis pas de celles qui meurent de chagrin
Je n'ai pas la vertu des femmes de marins

Dis, mais quand reviendras-tu?
Dis, au moins le sais-tu?
Que tout le temps qui passe ne se rattrape guère
Que tout le temps perdu
Ne se rattrape plus

5 de abril de 2019

Mr. Movember

El mes de Movember

Remember remember, the month of Movember.

Durante el mes de noviembre participé, a mi manera, en el movimiento que lucha por dar visibilidad a las enfermedades masculinas que tienen poca visibilidad como el cáncer de próstata y de testículos, así como enfermedades mentales, haciéndolo visible mediante el uso del bigote durante dicho mes.

Aparte de dejarme el bigote durante dicho mes quise hacer algo un poco más allá. Así que me pareció buena idea mezclar mi amor hacia México y sus calacas, pues el inicio del Movember coincide con la tradicional celebración del Día de muertos en México. Además, el bigote también es muy mexicano así que calzaba perfecto.

La idea fue publicarlo todo en mi cuenta de Instagram y difundirlo desde ahí a otras redes sociales.

Total, que fue un mes muy ajetreado, pero realmente satisfactorio. Ahora que he sacado algo de tiempo me he dedicado a recopilarlos en un póster que se puede adquirir aquí, con junto a otro merchandising.


También se ve brutal en secuencia así este gif también es muy ilustrativo :-)

21 de marzo de 2019

El dilema dominó

Las matemáticas nunca se le dieron bien. Uno más uno siempre fueron dos, pero de ahí en más todo se tornaba cuesta arriba. Cuando veía a sus padres no entendía la necesidad de la álgebra, las raíces cuadradas o las sumas y restas de grados, minutos y segundos, si ellos con que el dinero diera para llegar a fin de mes y sobrara un pico más de lo habitual ya la cosa daba para llevar una sonrisa por varios días.

Así que las matemáticas, ahí se quedaron. Suspendidas, en el aire, en un rincón; olvidadas.

Y creció, maduró y se sumergió en el mundo de los adultos. Agarrándose fuerte a la vida y a las ciencias naturales, a su lengua materna y a los idiomas del camino. A la fe en los malos momentos y a la geografía para no perderse cuando se desorientaba. A las ciencias sociales para saber convivir con la gente, y a la gimnasia para saber encajar los golpes. Y al arte que tenía para saber salir adelante y tener qué comer.

Pero de las matemáticas, poco se sabía de ellas. En cuanto se asomaban mínimamente tiraba de ingenio y lo solucionaba de cualquier otra forma.

Lamentablemente un día se encontró con el Dilema Dominó. Por caprichos del destino, entró en una empresa con más amor por sí misma que el que pudiera procesar por sus empleados. Los días festivos sólo podían ser abarcados por semanas completas, y no por días aislados. Lo cual iba en contra de su arte, siempre inestable. Ignorando esta advertencia, solicitó sus más que merecidas vacaciones como días sueltos. Entendía el descanso como un licor reposado, es mejor saborearlo poco a poco y a besitos.

Como cabía esperar se le fueron denegadas. Y en consecuencia decidió negarse a tomar vacaciones, mejor descansaría cuando enfermara. Y así quedó la cosa. Pocos días después surgió una situación que desencadenaría el mencionado Dilema Dominó.

Pese a que su salud era fuerte, requería de revisiones semestrales para que la situación no cambiase. Sabía que tenía que pedir unas horas libres para poder ir al hospital, pero de repente, y sin darse cuenta, las matemáticas le habían tomado por sorpresa.

Si no podía tomarse unas horas, porque ¿para qué iba a trabajar tan poco tiempo? Sí podría resultar que no fuera verdaderamente eficiente en su trabajo, entonces, ¿mejor sería tomarse el día? Pero si no se permitían los días sueltos, ¿lo lógico sería tomarse la semana? Y cuando se quiso dar cuenta, se enzarzó en un dilema en cascada. ¿Realmente estaba obligado a faltar toda una semana por unas horas? Y volvía a hacer sus cábalas y no hallaba solución. Las matemáticas se estaban vengando.

Cuando llegó el día de sus pruebas; perdió su trabajo. Con la angustia en el cuerpo, por tanto darle vueltas a su dilema, se enfermó y le hospitalizaron de lo mismo de lo que se quería cuidar. Y lentamente, mientras estaba en una cama fortificada por tubos, sueros y monitores; las matemáticas, con mirada perversa y sonrisa maliciosa, abandonaba sigilosamente su cuerpo en busca de otros incautos humanistas con traumas numerológicos crónicos por los que ser devorados.