La barrera del eco
Aceleró. Torció la muñeca hasta que la empuñadura no dio más. Quería romper la barrera de su pasado. Atropellar al fantasma que le recordaba su humillación. Atravesar a su figura abatida, dejándose de rodillas. Batir a aquel fantasma, regresar al pasado a toda velocidad para evitar ese momento, extirparlo, atropellarse a sí mismo.
Aceleró para batir la barrera del eco de su pasado. Su corazón se aceleró igualmente, al sentir que lo conseguía. Se atravesó a sí mismo, arrodillado, abatido. Y cuando frenó, volteó, y él ya no estaba pero aún seguía ella, de pie, observándolo.
Cabizbajo comprendió que con ella no podía y se marchó cargando una parte de un pasado que no podría extirpar. Tras de sí se quedó el fantasma de su vano intento.