15 de marzo de 2021

Revoltijo


Hace tiempo que me miro y no me entiendo. La sensación es cotidiana, como esa saliva que pasa mal dejándote un nudo en la garganta, que ni sube ni baja porque no hay nada que tenga que bajar o subir. Sin embargo la sensación está, existe, en alguna parte de mi algo se duele; y lo que siento es un dolor reflejado de algún otro lugar en mí. Hace tiempo que no me siento, y sin embargo siento que hace tiempo que no estoy en debo estar, pero en donde estoy sé que es en donde hay que estar. Me extraño, no reconozco al tipo en el que me he convertido, algo no florece dentro de mí. ¿Cuánto puede aguantar mi cuerpo las embestidas de lo que intenta escapar? 

Mi vida nunca se rigió por ninguna lista ideal, ni por los sueños ni anhelos de otros. Jamás me planteé llenar mi vida de grandes sueños, que son metas, y vivir para lograrlos, para darle un sentido a mi existencia. Y no sé si ese es ahora el problema. Sin embargo, algo me dice que me he olvidado alguna cosa. Que en mi maleta se ha quedado incompleta. Que no estoy viajando con lo justo. Que quizá llevo sobre equipaje, y que cargo de más de lo que no debería. Puede que sea porque no hice mi maleta pensando en mi...

¿Qué callan estas lágrimas que recorren mis mejillas, ya comenzando a agrietarse, y mueren sobre el teclado? Si beberlas me lo revelara, juro que intentaría embriagarme en ellas, y con gusto moriría en la resaca fuera cual fuera la que proviniera de ellas. Quizá las lágrimas son al final las que hablan aquello que mis labios son incapaces de expresar, porque en el fondo sé que después del primer aliento, al expulsarlas, mi mundo cambiaría para siempre. Y sin embargo, quisiera que todo cambiara quedándose igual. Transmutar sin consecuencias, pero la vida es cambio. Así pues sólo queda un cobarde. Demasiado valiente para enfrentarse al silencio, y demasiado temeroso para afrontar la libertad.

Quizá sea la sensación que ya no me queda un refugio en este lugar que llamamos Tierra, y eso duele.

*El video es porque... lo rodaron en Menorca (mi Tierra), y últimamente me produce un tsunami de sentimientos encontrados y desencontrados -también-. Pero no me hagáis mucho caso, está bien bonito, así que agasajaros.