Vidas dobladas
En un punto en concreto su vida se desdobló. Pudo haber sido en cualquier momento, como hacía todo el mundo bajo libre albedrío. Pero en su caso, la vida y no él lo eligió.
Al desdoblarse, comenzó a vivir dos vidas en paralelo. La elección que tomó él y la que tomó la vida. Ambas igual de reales y auténticas. Tan auténticas la una a la otra como diferentes. A veces una influenciaba a la otra. Si andaba feliz en una, a veces se contagiaba a la otra. Y por igual pasaba al contrario.
En ocasiones se miraba en el espejo y podía verse en su otra vida. A veces diferente otras igual.
En los días melancólicos el recuerdo de una vida para él inexistente le azotaba como en un mar bravo. Navegaba por memorias y recuerdos inventados en su imaginario, o eso creía él.
En ambas vidas era feliz, pero no por ello se evitaba que él anhelara, en ocasiones, la otra.
Y así pasaba la vida, una recorría más que la otra, o surcaba un camino más fácil, cómodo, feliz, quizá y hasta daba más vueltas. Mientras que la otra también tenía su propia trayectoria.
Así son las vidas que se desdoblan, hacen lo que quieren. Y lo más bonito de ellas es que no importa que lo hagan porque al final, todos saben que todas terminan en el mismo lugar tarde o temprano...