15 de noviembre de 2020

¿Quién soy?

"¿Quién soy?"
Se preguntaba en el silencio de la noche, a la hora de las sombras y las brujas. Y la única respuesta era el vacío. Estático, atrapado dentro de su cabeza; inerte, a la espera de una contestación; impasible, expectante de la vida. Sólo el zumbido de la calma en sus oídos, y la pregunta rebotando en la vacuidad de su bóveda craneal.

"¿Quién soy? Cuando no tengo a nadie que me diga quién ser".
Sintiendo la aguja de la ansiedad atravesándole el pecho. Él mismo se respondió con una exhalación ahogada. No fue un quejido, ni tampoco gemido, solo neutralidad y decoro. Solo se puso en un rincón (para no molestar). La respuesta fue su acción muda, irresponsable y cobarde.

"¿Quién soy? Si no me atrevo a ser".
Era miedo y angustia. Indignación y contemplación. Sumisión e indolencia. Era un anacronismo atorado en su propia historia, proyectando mientras veía pasar el tiempo. Una gota de tinta, en donde se había perdido. Gota que contenía varios renglones de su vida, donde todo se mezcla y revolvía sin coherencia ni ritmo. Náufrago de su propia historia, devorado por un mar de tinta y destino.

"¿Quién soy? Ahora ya no quiero ser lo que era".
La noche y el silencio le respondieron. Le costó varias horas en la oscuridad hasta que empezó a oír con claridad, el impacto de los centenares de granitos de arena con los que se mide el tiempo. Y en su mente podía disponer como quisiera de esos minerales temporales fragmentados; ya fuera para levantar muros y blindarse de su pasado, o para pavimentar un camino y trazar su senda. La nada le recordó que es ahora lo único que era, y que ser no era cuestión de tiempo sino el saber qué hacer con ese tiempo que no es contrato sino papel en blanco.

Y si en mitad de la noche, lo veía todo negro. Era quizá porque no estaba centrando sus sentidos, entendiendo su vida como un lienzo sobre el que plasmarse. Probablemente estaba más concentrado en la tinta negra de la noche, y en las múltiples y enfermizas posibilidades de esta, olvidándose que no importaría cuán perfecta fuera la decisión si cuando llegase el momento de dejar huella, el lienzo estaría marchito y no soportaría la mancha...

"¿Quién soy? Soy yo, y eso debería ser suficiente".