El niño cronopio (el principio)
Estaban sentados en uno de los sofás del hall del hotel y ella llevaba puesta su camisa, porque tenía frío.
De pronto le dijo -Un cronopio es una flor, pero dos; dos son un jardín-.
El muchacho se quedó callado largo rato. Finalmente la miró y le preguntó -¿Quieres ser tú mi cronopio?-.
El silencio invadió su mirada y respondió - No-.
El chico, sobrecogido, olvidó ese día y se prometió que se convertiría en cronopio y hallaría algún día un semejante con quien tener un jardín de flores silvestres.
(Yo) Sí quiero!
ResponderEliminar^^