29 de enero de 2018
28 de enero de 2018
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas de Jacques Brel.
Ne me quitte pas
Il faut oublier
Tout peut s'oublier
Qui s'enfuit déjà
Oublier le temps
Des malentendus
Et le temps perdu
À savoir comment
Oublier ces heures
Qui tuaient parfois
À coups de pourquoi
Le coeur du bonheure
Ne me quitte pas
Moi je t'offrirai
Des perles de pluie
Venues de pays
Où il ne pleut pas
Je creuserai la terre
Jusqu'après ma mort
Pour couvrir ton corps
D'or et de lumière
Je ferai un domaine
Où l'amour sera roi
Où l'amour sera loi
Où tu seras reine
Ne me quitte pas
Ne me quitte pas
Je t'inventerai
Des mots insensés
Que tu comprendras
Je te parlerai
De ces amants là
Qui ont vu deux fois
Leurs coeurs s'embraser
Je te raconterai
L'histoire de ce roi
Mort de n'avoir pas
Pu te rencontrer
Ne me quitte pas
On a vu souvent
Rejaillir le feu
De l'ancien volcan
Qu'on croyait trop vieux
Il est paraît-il
Des terres brûlées
Donnant plus de blé
Qu'un meilleur avril
Et quand vient le soir
Pour qu'un ciel flamboie
Le rouge et le noir
Ne s'épousent-ils pas
Ne me quite pas
Ne me quite pas
Je ne vais plus pleurer
Je ne vais plus parler
Je me cacherai là
À te regarder
Danser et sourire
Et à t'écouter
Chanter et puis rire
Laisse-moi devenir
L'ombre de ton ombre
L'ombre de ta main
L'ombre de ton chien
Ne me quitte pas
de Fhil Navarro 0 comentarios
Gran Vía
Sus notas volaban sobre la avenida. Saltaban alegres y vivas sobre el escándalo de la ciudad. Claxon por Saxo, trompicones por trombones y atascos por ritmo sinuoso. La metrópoli no se detenía, pero su música sin pretensiones frenaba el mundo con cada bocanada de aire. Nadie lo veía, pero la gente lo oía. Y cuando el silencio los abrazaba, todo se tornaba gris. La gente quería más sin decirlo, suspiraba en la afonía y se agarraban las monedas al pisar a su lado.
La ciudad le cantaba a sus habitantes y estos no le agradecían. Pero no le importaba, la ciudad se sabía feliz de verse plena y cada que podía, les cantaba, que aunque ingratos bien se lo merecían.
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Atrapado
Todos estamos atrapados. Atrapados. Eso pensaba Roland todas las mañanas mientras que con un caminar pesado y lento se dirigía inexorablemente a la oficina. A cada paso le azotaba un pensamiento que le llevaba a reflexionar sobre el sentido que todo tenía en su vida y en quienes le rodeaban. Atrapados. Siempre volvía a él la misma conclusión. Atrapados. Atrapados con el miedo. Y al pensar eso, un escalofrío gélido le recorría la espalda como si alguien a quien no puedes ver hubiese sido descubierto, y se supiera amenazado.
Atrapado con la responsabilidad de trabajar. Atrapado con la tristeza. Atrapado con la desilusión. Atrapado con la decepción. Atrapado con la impotencia. Atrapado en sí mismo. Miedo. Estaba atrapado con el miedo en sí mismo. Con miedo a ser una desilusión, una decepción, a dejar un empleo que lo vuelve triste. Miedo a no volver a trabajar, a no ser feliz.
Él estaba atrapado. Y como muchos tantos, aún sigue encadenado a sus miedos que le impiden ser feliz, ser libre. Porque nadie le dijo nunca que no tenía porqué ser así, si así no lo quería...
Se sienta en su escritorio, gris, pulsa "Intro".
de Fhil Navarro 0 comentarios
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