Gran Vía
Sus notas volaban sobre la avenida. Saltaban alegres y vivas sobre el escándalo de la ciudad. Claxon por Saxo, trompicones por trombones y atascos por ritmo sinuoso. La metrópoli no se detenía, pero su música sin pretensiones frenaba el mundo con cada bocanada de aire. Nadie lo veía, pero la gente lo oía. Y cuando el silencio los abrazaba, todo se tornaba gris. La gente quería más sin decirlo, suspiraba en la afonía y se agarraban las monedas al pisar a su lado.
La ciudad le cantaba a sus habitantes y estos no le agradecían. Pero no le importaba, la ciudad se sabía feliz de verse plena y cada que podía, les cantaba, que aunque ingratos bien se lo merecían.
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