Sólo los valientes, o tal vez los necios...
Cuentan que el alma, es la esencia del hombre, que sin ella, no se es hombre, que sin ella la humanidad se nos va, nos volvemos unos desalmados.
Pero para ser un desalmado, algo ha de ocurrir, el alma es tan inherente a nosotros como la sangre que fluye por nuestro cuerpo. Por lo tanto, sólo es desechable si su portador está de acuerdo, de la misma forma que el suicida elige su muerte.
Pero en ocasiones, éste alma, que concede tanta humanidad, otorga en exceso, exponiendo a sí misma al peligro.
Nunca faltarán los buscadores de tesoros.
Prólogo de "Al alba", de Fhilipp Navarro García
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