3 de marzo de 2023

Si alguna vez

Si alguna vez pasas por aquí en busca de señales, mensajes ocultos, o si simplemente alguna vez pasas por aquí...

Quisiera que supieras que mi amor por ti nunca cambió, sigue siendo igual de puro y auténtico como el primer día. El único amor que cambió fue el que tenía por mi.

26 de febrero de 2023

Siempre vuelvo porque nunca fui


Es raro, a veces me cuesta entender porqué estoy tan lejos de las cosas que me gustan. Luego estoy ahí y me quiero mover. Supongo que tendrá algo que ver con ese sentimiento de melancolía con la que a veces creo tener alguna clase de relación, como si una parte de mi necesitara de eso... No sé, no me pondré psicoanalítico ahora.

El caso es que mi hermana hace poco me compartió esta campaña promocional de mi tierra, y qué demonios, sí sentí un ligero arrebato de orgullo y nostalgia por partes iguales. Y mira que estuve hace poco allí, pero... No sé. Es un pedacito de paraíso en la tierra y mira que actualmente vivo en tierra de dioses.

Bueno, os lo comparto porque soy así de regalado. Si algún día vais, o volvéis: Disfrutadla y cuidadla por mi.

Cambios

Te despiertas un día y el mundo ha cambiado. Abres los ojos y ya no eres más un niño. No pasa de golpe, ocurre con calma, lánguidamente. A veces son las rodillas, otras las resacas. En ocasiones el trabajo, otras las facturas. Pero eso es lo normal, es tan natural que ni te das cuenta. Yo hablo de cuando te cae el veinte, de cuando dices: "Mierda, a mi no me prepararon para esto".

Y es ahí cuando te dices que ya nada volverá a ser como antes. Entonces sientes que una carga te oprime el pecho, la conocerás como ansiedad y te acostumbrarás a ella. Llegará el insomnio, los madrugones involuntarios, el desánimo y la falta de inspiración. Y ahí estarán un rato.

Lo bueno es que se termina pasando, bueno se termina disimulando, porque pasarse pasarse no se pasa realmente. Levantas la alfombra y consigues ignorar la situación. Y con bastante éxito, la verdad. Y vuelves a reír, a dormir bien, a crear un cosmos nuevo,... Todo se vuelve a colocar nuevamente en su lugar/no-lugar.

Y así podrá seguir para siempre, o no, cada quién tiene una ruta de viaje distinta. Lo que no va a cambiar nunca es que tu mundo cambió. Y cambiará. Y volverá cambiar. Y los cambios son lo único constante que tenemos. 

Afortunadamente, también puedes cambiar la forma en la que enfrentas el cambio. La ansiedad siempre llega en algún punto, y te va a tumbar. Pero también podemos cambiar cómo nos levantamos de la lona. Y un día despertarás, y aceptarás que tu mundo ha cambiado. Y que está bien que ese niño descanse por fin.

23 de junio de 2022


Puede que no esté, pero siempre consigo estar de la forma que sea. No se trata de provocar que suceda, si no simplemente quererlo.

9 de junio de 2022

Chef Liberto (Papá)

Tres meses. Tres meses que sólo puedo compararlo con un abismo de relatividad... Se vienen muchas primeras veces de muchas cosas, y desde hace un tiempo (tres meses) para acá sólo tengo una verdad que se reafirma una y otra vez:

"Los padres (y madres) nos enseñáis todo.
Todo, menos a lidiar con vuestra ausencia..."

8 de junio de 2022

Sueño vivido

Pensaba en contártelo, pero tengo la certeza que ambos estuvimos ahí.
Hace una semana soñé contigo, no sabía que fue así hasta que desperté decepcionado y magullado por dentro. Pero mejor os digo, hace una semana soñé con él.

Mi enorme pantalla estaba encendida y como desde hace un tiempo hasta ahora, ni iban ni venían datos de ningún tipo por la CPU. En plena consciencia de mi neutra actividad, atento como siempre a todo por mi visión perimetral alcancé a ver su mano, no lo sabía pero lo sabía. Fornida, endurecida por el trabajo, medio bronceada por la vida en la costa, y su reloj Omega dorado y plateado se dejó entrever por su puño de la manga doblado. Apenas fue un instante, el cual lo pasé atónito asimilando lo que acaba de contemplar. Trance que fue interrumpido por el sonido al cerrarse de la puerta de entrada, apenas a dos metros de mi habitación, el cual me hizo saltar hacia ella. Puse mi mano sobre el picaporte, y a pesar de mi decisión en abrir la puerta, era inútil no había forma de abrirla. En mi afán de cruzar el umbral, husmeé por entre los huecos de una persiana fija de bambú: la misma mano que había visto escabullirse por el rabillo de mi ojo ahora estaban sosteniendo la aldaba con fuerza. Fue un parpadear en lo que mi mirada buscó ávidamente el rostro de aquellas manos. No di crédito a lo que se me había revelado; en ese mismo instante se supo descubierto y soltando las manos se alejó unos pasos marcha atrás de la puerta.

Sin resistencia que frenara mi deseo, logré tirar de la puerta hacia mí.
Ante mis ojos, mi patio central, y en él: mi padre. Ahí estaba con su camisa naranja Versace y su físico de siempre (algo panzón y flaco a la vez), sonriéndome como cuando le pillabas haciendo alguna trastada o escondiendo alguna canallada de las suyas. Alzó su mano derecha a la altura de su cabeza, y la agitó saludándome. Su sonrisa visible, incluyendo su diente ausente y el otro de oro. Su rostro era el de siempre, pero su tez tenía un tono verde mortecino que me dio a entender que ya no estaba en este mundo. En cuestión de milésimas de segundo, te vi te reconocí y te sentí. Y dentro de ese tiempo tan ínfimo, para mí un infinito, fui inundado por un océano de emociones y sensaciones que eclosionaron con un: "¡Papa...!". Seguido de otro: "¡Papá!". Para cuando quise darme cuenta mi tiempo infinito se había acabado y mi pie ya estaba avanzando cuando solté: "¡PAPÁ!".

Tan pronto como mi cuerpo se desplazaba lentamente para acortar la distancia que nos separaba, vislumbré tras él dos figuras junto a la puerta de herrería, que da acceso al pasillo que tras diez metros de recorrido lleva al umbral que desemboca a la calle, vestidas con ropa elegante de los años cincuenta. A la izquierda de mi padre había un hombre con un traje gris de rostro irreconocible. Y a su izquierda se hallaba una mujer con un traje de falda y chaqueta marrón, también con su rostro ensombrecido. Impulsado por el anhelo de abrazarlo, como no pude hacerlo en mi realidad consciente, me lancé tirado por el corazón. Juro que tiré de mí con todo lo que traía dentro, pero tan pronto como mi cuerpo hizo el amago de acortar distancias: mi padre, sin quitarme la vista de encima y sin cambiar su expresión ni por un instante, comenzó a andar marcha atrás. Como si caminara en paso revertido, con ese movimiento antinatural y seco que se percibe cuando algo no fluye en el orden establecido de las cosas. Comencé a lanzar mis pisadas mientras gritaba: "No". Continué lanzando mis pies sobre el suelo del patio pero no había forma de avanzar, mientras mi padre se iba alejando de mí cada vez más. De mí salió otro grito más ahogado: "¡No...!". Mientras sin poder hacer nada veía cómo mi padre ya se encontraba casi a la altura de las dos figuras. Y lanzando mi mano hacia él, desesperado, sólo pudo recibir un desolado "¡No...!". Justo en el momento que había sobrepasado a sus dos acompañantes, estos giraron sobre sí mismos y todo se esfumó. Podría decir que se fundió a negro, pero no fue así. Creo que lo más parecido sería contar que fue como si se disipara una niebla.

Me desperté en mi cama. Aún gimoteando "No", dos veces más, aparte de la que me devolvió a la realidad consciente. Desconcertado, abrí los ojos buscándolo. Me asomé a la ventana, que da al mismo patio, buscándolo. No había rastro de nada, ni de mi padre ni de sus acompañantes. El único vestigio que quedó fue la luz del alba, misma que había hacía un momento en mi encuentro. Rompí a llorar. No contaba con volver a verte, y me rompió volver a perderte. Te fuiste dejándome nuevas dudas, pero sé que viniste a despedirte, a darme la oportunidad que no tuvimos en su momento. Pero por muy reconfortante que haya podido ser, no me hace feliz.

Hace una semana soñé contigo, pero yo sé que no fue sólo un sueño. No te vayas muy lejos, cuando nos reencontremos tendré mucho que contarte.​

23 de abril de 2022

Puta Zahara...

Tiempo atrás, estar en primera fila hubiera sido una prioridad...

A veces pudiera parecer cíclico. La vida, las circunstancias, las cosas, las personas... Fue allá por el 2009 cuando descubrí por primera vez a Zahara. Dulce aspecto de chica pop con canciones evocadoras (algo melosas a su manera) e intimista. No cabe más decir que desde entonces se convirtió una compañera musical en los días venideros. Y es curioso que de todas las veces que la tuve en la mira para ir a un concierto suyo, nunca se me dio ninguna (y no fueron pocas las oportunidades). Tendría que ser en México, lugar donde por primera vez pulsé PLAY a su primer disco (el de Universal), donde por fin la viera por primera vez en un directo.

Una guitarra y una voz, ¿para qué más?

Claro que ahora ya no era la inocente chica pop que perdió el avión, yo aunque enamorado de aquella imagen más que fascinado con su actual yo sublevado, contestatario e irreverente, que coquetea con la electrónica sin dejar de ser ella en sus letras. La magia de la creación sin restricciones.


Merichane en directo suena igual de bien.

El concierto fue un recorrido de su yo inicial (reinventado) a su disco más actual e irreverente Puta. En un espacio pequeño como es el Foro Indie Rocks de la CDMX, una apuesta segura para garantizar el lleno y perfecto para el formato que traía, acompañada de Martí Perernau IV y su magia.



Siempre hay una ligera calma que precede a la tormenta...

A mi criterio puso en escena un gran repertorio.

Aquí ya fue cuando se les fue de madre. 

Si esta canción no te hizo enamorarte de esta chica desde la primera vez,
nunca entendiste nada.

Aunque antes de reventarlo todo con el bailoteo, bajar a bailar con nosotros, alocarse y dejarse el alma en el escenario y la pista, nos regaló Con las ganas con menos lágrimas pero igualmente intenso. Ya después de eso lo que le siguió se le puede llamar euforia , sobretodo si cierras con Berlín U5 en versión extendida Puta Rave.

Gracias.

Todo un público diverso en todos los sentidos habidos y por haber
le dimos las gracias por una experiencia increíble.
 
Tengo el vicio de adoptar las tracklist de los conciertos, que casi siempre las consigo porque es un fetiche bastante raro. Pero así soy. La dejo a continuación porque siempre es una bonita forma de revivir el concierto creándote una playlist con las canciones en el orden adecuado.
Puta Zahara, gracias.

Yo a esto le llamo: Carta de amor interceptada.