17 de febrero de 2006

sAmpler

Las resonancias que rebotan en mi cabeza mientras escucho música me distancian de la realidad. Taciturno entre este mundo y el mío, aquel en donde soy yo, y nunca soy más que eso. Al ritmo en que las ondas rítmicas vuelven y van por mi bóveda encefálica, mi pensamiento se diluye, se convierte en materia etérea, liviano, ágil, manso. Y apaciguado me dejo caer. Caigo. Caí. Y estático sigo con una vida muerta.

16 de febrero de 2006

retazos del alma

13 de febrero de 2006

Pinar del Rio, Cuba

Miedo

Es el enemigo. El más antiguo. El más fuerte. Él es el único capaz de cambiar las cosas. Él es el dueño del mundo. De tu coche cuando lo compras. De tus hijos desde que empezaron a existir. De la vida. El origen del mal, de la guerra, de los odios. Hermano del Caos. Hijo del tiempo. Padre del fracaso. Lacayos le ayudan en su función, pues él es insuficiente, no teme pedir ayuda y reconocer sus limitaciones (Así le va). Mientras tanto nosotros, como siempre ignorantes, convivimos con él. Le cedemos el paso, el asiento en el bus o en el metro, le abrimos la puerta, le saludamos cuando contestamos por teléfono. Pero también se le combate. Y pierde. Pero le da igual. Cuando se alza una voz en el silencio. Cuando se defienden los idealismos. Cuando se defiende a quienes son sometidos. Y aún así, gana. Por que cuando llegas a casa y te acuestas, la soledad, las obligaciones, el fracaso se acuestan contigo, recordándote que naciste con el miedo y has de vivir con él, hasta que uno1 de los dos2 venza.

Condenado

Los grilletes le ubicaron enseguida. Sabía dónde se encontraba, y también lo que se avecinaba. No estaba sólo, eso le consoló. (Fundido a negro). Cuando vuelve a abrir los ojos, toda una1 muchedumbre, de ignorantes plebeyos, le gritan, le abuchean, le tiran hortalizas... Qué desperdicio de energía piensa para sí, y continúa escudriñando a su alrededor. Entonces se ve claro qué va a pasar. Una1 vez más, mal de muchos... Y de pronto CLONK. Y canasta. Y la masa que grita poseída. Ese tipo sólo robó un par de barras de pan. CLONK. Sería la última. Y los ignorantes vuelven a berrear como animales. Aquel, pobrecillo, un ilustre iluminado. CLONK. Perdió la bombilla. No quiero morir.

OVEJA MANSA

¿A dónde vas oveja descarriada?
Estos caminos no son propios de una
criatura como tú. Aunque tu cuerpo
pequeño y negro te distinga, no te
margina. Dime ovejita negra y descarriada.
Que tu manso carácter te
distingue de todas. Al menos tengo la
seguridad de que allí dónde tú estés
de seguro que a gusto te encontrarás.
Y cuando por fin te canses, otros
vendrán ansiosos a ocupar tu puesto.
E ingenuamente te irás a otro lugar,
deseosa de cambiar.

Diecinueve

con viento del este hiciste una
cama / soplaste sobre ella para
templarla / y con el murmullo
de tu voz de agua / me cantabas
nanas sin letra / y dormíamos
tan juntos / que amanecíamos
siameses / y medíamos el tiempo
en latidos / y en tus dedos yo
tocaba mis canciones / dedos de
teclas de celesta / y tu pulso tamborileaba
en mis sienes y muñecas
/ como diminutas patas de ciempiés
/ y nos repartíamos los labios
y los dientes y el hipo / y del alfabeto,
las impares / y en tus dedos
yo tocaba mis canciones / dedos
de teclas de celesta

MAGA

El mundo de JOPA

En uno de mis viajes por la urbe urbana. Ingenuo, como siempre, me aventuré por las zonas en donde las criaturas como las cuquis (cucarachas) y las tarras (ratas o ratones) no habitan. Avancé en mi caminar por valles arbolados y por un pueblo de pasiva y hospitalaria actitud. Algo debió pasar, no sé el qué que fui introducido de forma degradada e inconciente en un mundo paralelo de tremenda felicidad. Cuando me quise dar cuenta estaba bajando unas escaleras que me llevaban a un lugar frío e incluso en un principio inhóspito. Y frente a mí, una puerta robusta que sin mediar tono alguno por mi parte se abrió ante mi.

Eran dos personajillos particulares los que habitaban allí. El más grande de los dos se hallaba descansando en mi llegada y el otro, algo más bajito estaba cuidando de su manso tigre y de un jardín de alegres flores. Su cálida bienvenida me hizo confiar rápidamente y me acogieron como uno más. Cocinaron para mi, platos típicos de su mundo. Escuché melodías inauditas por otras gentes. El más grande se llamaba Pa, era el que más dormía, pues siendo tan grande requería descansar más por el esfuerzo que le requería su pasiva vida cotidiana. Sin embargo el bajito Jo, siempre estaba de un lado a otro emitiendo ruidos raros con instrumentos que nunca antes había visto. Durante el tiempo que estuve con ellos, descubrí que un mundo mejor podía existir, sólo había que crearlo. Cuando mi mente se iba o me descuidaba con otros asuntos que atraían mi atención, Jo y Pa se ponían a tocar un instrumento semejante a una guitarra y de forma improvisada, como los juglares o los trovadores, creaban divertidas piezas sonoras efímeras. Cuando me percaté del tiempo que llevaba en su mundo recordé, que yo pertenecía al mío y debía volver, sino la gente de mi mundo me extrañaría, ellos lo comprendieron y acordamos que volvería a visitarles si ellos me daban su beneplácito. Yo partí contento, dejando atrás el mundo de Jopa. Y ellos también muy contentos se fueron a bailar con Apolo.

Divagando en la memoria

Cerrar los ojos y soñar es algo que nos gusta hacer despiertos. La fantasía, no es de los niños, no de esos sabios bajitos (que muchos los menosprecian llamándoles, esos locos bajitos) sino de esos niños encerrados en sus ajustadas celdas de carne. Esos que cuando están solos, cierran los ojos apretándolos fuertemente e intentando, como si aún fueran Peter Pan, inventar un mundo, moldear una realidad tan frágil que un1 simple parpadeo derrumbarían. Y angustiados, rebuscan entre los trastos intentando encontrar eso, que ya han olvidado como niños encarcelados. Los sistemas de prioridades de los eventos y de las cosas se trastocan, sumergiéndolos en la búsqueda. ¿Qué buscan? Lo que perdieron es algo obvio. Encuentran retazos de sueños, sentimientos, primeras veces, miedos y qué curioso, sueños. Dando tumbos por la memoria. Barco a la deriva. Barco que deriva en un1 naufragio. Naufragio donde se sumergen recuerdos perdidos, miles de personalidades hundidas. Víctimas de un niño. Un sabio, que supo a qué aferrarse y de qué alejarse. Un sabio, que de sabiduría sabia era la savia de su vida. Qué lástima que el árbol de la vida fuera marchito por el de la ciencia. Y al abrir los ojos, emergen. Ascienden y agarran todo lo que pueden evitando perder algo valioso, pero no se puede con todo. Y al salir a la superficie, ya no son quienes eran al cerrar los ojos, tampoco son los sabios bajitos que eran. ¿Qué son entonces? Victimas concientes de una1 realidad con la que se toparon demasiado tarde como para reaccionar ante ella. Y al parpadear por primera1 vez, luchan por ser quien no son sólo porque el desorden de un1 cambio cambiaría el orden de un1 orden que entienden por estable y sólido. Y apenados, andan a la deriva, derivando en seres inexpresivos de miradas baldías, lágrimas secas y personalidades incompletas por fragmentos incompletos de un1 collage personal.

Maniquís

Maniquís estáticos, danzando al ritmo de lo cotidiano. Seres articulados, frágiles, artificiales. Resonancia de un eco lejano. Fríos cuerpos inertes de vida y de sentimientos, tristes por el olvido, tristes por su destino. Tristes, están tristes por que saben que no pueden estar tristes. Frío es lo que sienten a pesar de no estar vivos. Maniquís articulados, bailando una danza estática argumentada con estética…

La Crisalida

La crisálida, rota. Se despliega y como una1 cometa zozobrada por un fuerte viento salta. Pero es estable. Un1 inmenso mundo se expone ante la criatura insignificante. Con sus mejores galas sale a ver el cosmos que se expande. Y se aventura ingenua de los peligros a los que se enfrenta y a los que se expone. Su fraccionado cuerpecito está diseñado para ser aerodinámico. Su patas son ligeros filamentos evanescentes sobre lo material. Y con el don que le han otorgado, se nutre con un1 tímido e infinito paladar. Danza con la brisa, el viento, el rocío,… Su teatro es su vida y cada vuelo es la interpretación de la vida como la concibe. Ay ingenua mariposa. Tan frágil e inocente. Tú que danzaste con Eolo y los demás dioses. Conociste tus peligros, pero ignorabas los males que sobre el orbe provocabas, que de seguro saberlos te torturarían. Pero no te preocupes por eso y sigue danzando, sigue con tu ruta quebrada y zigzagueante. Que la obra de tu vida no la rompa lo que pase en otro lugar lejano a tu universo.

KOs

La inestabilidad, es sólo una máscara, tras ella se oculta la sabia tranquilidad. La calma que precede a una tormenta. Es el padre de las alteraciones humanas. El titiritero del azar. El ser ágil a quien el tiempo no es capaz de alcanzar. El detalle que fuerza a los dioses a no entrar en su juego cometiendo errores. Evanescente, nos rodea todos los días, vuela con las mariposas y las fuerzas naturales, es el oxígeno que respiramos ante un momento de tensión. Es el hijo bastardo de la creación, pues nadie le reconoció al nacer. Es el amante de Gea, la única que es capaz de sostener su tempestiva inquietud. Sus hijos tan sólo son capaces de recordarle, pues a su lado; Serenidad se disipa e Inquietud huye despavorida. Su ser se atormenta cuando haya las soluciones. Es la criatura oscura que rabiosa por su expulsión del reino de las psiques, arrebate iracundo contra las debilidades reafirmando su figura y destruyendo a su atormentante ego débil. Otro condenado a ser, esclavo de un mal inherente a su naturaleza, que no es natural. Una criatura no comprendida. La única de poseer otro punto de vista funcional. Demasiado complejo para sus hermanos los entes inferiores, y por ello marginado. Figura solitaria e incomprendida de la que al mentar su nombre el pavor crea cuadros y su significado alerta temerosamente a la humanidad. Sus lágrimas son agujeros negros de incomprensión, que al bañarnos nos sepulta en un naufragio semblante al de Gulliver. Y cuando retomamos la conciencia, ya nada es igual. Dejando tras de sí un revolotear de mariposas.

Sujetalo

Las ideas están sujetas por sujetos. ¿Pero quienes son esos sujetos? ¿Los están atados a la sociedad? ¿O los que se agarran a sus creencias? ¿Tal vez los sujetos que viven en nuestras mentes, sujetos dentro de nuestros cuerpos? Aquellos que nos chivan susurrándonos al oído las intuiciones, las emociones, las reacciones,… Conciencia la llaman. Hermana mayor de la Subconciencia. Somos el brazo ejecutor de nuestro cerebro. La marioneta. El sujeto, sujeto a la mente. Somos el sujeto sujetado por los que sujetan las ideas.

aSpiracion

Los cabellos yacían otantes
sobre la hierba. Verde, fresca,
reconfortante. Un fuerte viento
del norte le limpió el corazón,
y le desveló. Abrió los ojos, y
sonrió. Pensó, y volvió a sonreír.
El cielo, azul celeste. Nubes,
esponjosas, altas, bajas, gruesas.
Sonríe. Con las manos planas
juega con la verde, fresca y
reconfortante hierba. Arranca
una plantita y se la echa a la
boca. Inspira...
Suspira...(y el viento frío del
norte, también sopló)
Tararea algo inaudible-sonríe-.
Pradera verde de verdes prados,
descanso de ángeles y caminantes.
Manto de cordura,
bálsamo de la tortura. Lejos tus
prados están, pero algún día los
podré alcanzar, y entonces con
mis sueños, al menos cinco
minutos podré descansar.

Sugus

Javier Álvarez tiene razón. Cuando haces pop, ya no
hay stop. Y es que los poperos están inundando las
escuelas de diseño, las discotecas, e incluso el transporte
público. No es que lo critique, el problema
es cuando lo rechazas y ves que te gusta. “Houston
tenemos un problema”. Porque a ver, si nos sentamos
a pensar (si nos acordamos de como se hace) y
analizamos las características de esta tendencia,
podríamos llegar a creer que nos contradecimos a
nosotros mismos. A ver, los sugus, ¿a quién no le
gustan los sugus? Por que yo no recuerdo a nadie
que le haya dicho que no a un sugus. Como decirle
que no a ese caramelo que al chuparlo nos parecemos
a “Suppaman” del Dr. Slump. Las chapitas,
por mucho que digan que no son pop, el contenido
ya sí que no lo pueden negar, y cuanto más freaky
es el motivo de ésta, más poppy eres. Luego está el
rollito fotolog, aunque eso da para largo y tendido...
Pero el caso, que no hay popero que no tenga uno
(indispensable). Eso, y vestir un poco rarito (sí, es
ese estilo que no sabrías clasi car, cuando dices...
es Pop) ya se podría considerar dentro de la línea
estética. ¿Qué pasa cuando te dicen “yo no soy
pop, es que me gusta ser así”? (mal rollo) El sujeto
en cuestión rechaza el cali cativo poppy, o bien se
ha quedado encasquillado en una edad del pavo
prematura y a la vez longeva (solución: psiquiatra).
Entonces todos aquellos que llevan chapitas o comen
sugus, o las dos cosas, son poperos inconcientes
(obviamente los que no se autodenominan) y se
debe a un impacto visual que se da en la juventud
al toparse con iconos de culto (Kubrik, Audrey,
Jack Skeleton,...) sin darse cuenta de su efecto. En
el fondo todos somos poppies (en especial los que
vivieron los ochenta) ¡Y qué caracoles! El pop es
divertido, pero cuidado. Cuando haces pop...

Hombrecillo Triste

Hace mucho, mucho tiempo. Existió un hombrecillo, el más pequeño de todos los hombres, pero con el corazón más grande que el del héroe más valeroso. Jamás pudo demostrar su gran corazón en el campo de batalla, pues jamás le permitieron participar. En su resignación se convirtió, por no atreverse a juzgar a nadie, en un empático. En ese mismo día, la sonrisa jamás le volvió a brotar. Comprendía con su enorme corazón al mundo entero, y sentía tristeza por la tristeza del mundo. Un día su valentía le empujó a ayudar a sus semejantes mayores en tamaño, pero inferiores de corazón. Día tras día, la gente recuperaba las esperanzas, esperaban sin hacer nada, pero al menos tenían esperanzas. Pasaron las semanas, los meses, los años,… hasta el día en que no hubieron ni hombre ni mujer con tristeza. En ese momento, que cualquier gran guerrero celebraría con profunda alegría, el hombre se sentó en el suelo. Y desconsolado se echó a llorar. Comprendió que había luchado como el más grande guerrero de todos los tiempos, pero enfrentándose a la tristeza ajena había descuidado a su corazón, que se halló triste por no ser atendido, y de pena, en muerte cayó. Su cuerpo, yació inerte apenas unas horas hasta que el viento por fin fue capaz de llevárselo.