17 de febrero de 2006

sAmpler

Las resonancias que rebotan en mi cabeza mientras escucho música me distancian de la realidad. Taciturno entre este mundo y el mío, aquel en donde soy yo, y nunca soy más que eso. Al ritmo en que las ondas rítmicas vuelven y van por mi bóveda encefálica, mi pensamiento se diluye, se convierte en materia etérea, liviano, ágil, manso. Y apaciguado me dejo caer. Caigo. Caí. Y estático sigo con una vida muerta.

1 comentario :

  1. Acabo de ver tu mensaje en mi blog.
    Yo me he paseado un poco por el tuyo y auqnue no lo he leído enterito, me gusta!
    Lo del miedo es´tá muy pero que muy bien! Quizás sea pq me viene, desgraciadamente, como anillo al dedo.
    Parece curioso como uno puede llegar a identificarse tantísimo con un texto que ni siquiera él mismo escribió.


    Me seguiré pasando por tu blog, saludos!

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